FÁBULA: EL LOBO Y EL PERRO

Caía el gringo y la negritud comenzaba, famélico un lobo vagaba en las cercanías de un poblado, flaco y hambriento, sin mucha suerte parecía retrato de muerte; a medio camino hacia la nada tropezó con un primo de menor tamaño, partirlo en dos fácilmente en otro tiempo pudo pero ahora, débil… en cambio el can alimentado andaba, tenía talla como para no entregarse sin combate; humildemente lo felicita por su estado físico, instándolo a responder cómo él siendo más fuerte estaba en peores condiciones, a lo que el perro contestó: “Señor, de Usted depende que todo se enmiende. Si mi fortuna desea no pierda una y siga mis pisadas. Abandonad los bosques que lo tienen hecho pordiosero y mi suerte en la ciudad encontrará.”; “¿Qué debo hacer allá?” Preguntóle, y el otro respondióle: “Poca cosa. Pernoctar como guardián y complacer a los de casa, sólo así se librará de la fatiga que el hambre os obliga”; sin darle vueltas al asunto, terminaron yendo juntos; observador aquel lobo interrogó: “¿Qué le pasó en el pescuezo, está medio pelado?”, “Poca cosa, Señor. Es la marca de mi destino, me atan durante el día y me sueltan para que vigile la noche. Sin embargo, me tiran pan, hueso descarnado y todo aquello que no les agrade.”, después de tal respuesta el escuálido carnívoro sentenció: “Poca cosa es lo que le vale la libertad, marche solo nomás; que por vivir encarcelado, no será envidiado.”
Ninguna cena vale la pena por una cadena.

0 EXPRÉSATE:

 
CRÓNICAS DEL BASURERO USURERO ◄Design by Pocket, BlogBulk Blogger Templates