EVERYBODY LOVED HITLER

Hasta antes de septiembre de 1939 Herr Hitler era el hombre del momento, con su lengua bífida cautivó a propios y extraños; nadie imaginaba lo que vendría, nunca nadie imagina, quién va imaginar esas cosas. Este personaje hablaba tal y como pensaba, sin cuidarse de sutilezas lanzaba a los cuatro vientos lo que otros sólo se atrevían a considerar internamente; un hombre sin origen ni título y virtualmente sin educación se arrojó al poder, como pájaro que canta pues es su naturaleza, así también aquel que haya nacido para ser dictador ansía el cargo. Gracias a su verbo transformó desesperanza de sus compatriotas en esperanzas, prometía refundar los castillos del orden presente y mediante novedad radial propagó su nuevo orden hasta más allá de sus fronteras; halagadora, seductora y explosiva, representaba la voz del ordinario, del insignificante, del orador de la bierhaus. Atraía tanto desempleados como empleadores industriales, para todos había beneficios, sólo comunistas y judíos sobraban; incluso en el extranjero el nuevo Reich era la envidia, se hacía pasar por moderado, tanto la prensa internacional como los políticos lo reconocían; nombrado hombre del año por la revista Time justo antes de comenzar la trifulca mundial, y sin ser deshonesto, jamás mintió sobre su posición antisemita. Creían en él y/o él manipulaba; cómo olvidar a ese pelmazo Chamberlain, primer ministro británico, bajando del avión mientras hondeaba una servilleta dónde Hitler, en puño y letra, le garantizaba paz.
La víbora no usa su veneno para paralizar sino su lengua para hipnotizar.