BULLY SAM

Situémonos en los primeros días del siglo XIX, esta es una nación joven con un futuro muy prometedor; llevan unos cuantos años libertados del yugo británico, y con sus primeros pasos quedó cimentado su espíritu bravucón. Cuando Jefferson asume el poder se entabla una guerra con un pueblo musulmán de piratas, no terroristas, el Estado Berberisco de Trípoli; tanto las grandes potencias como Francia y Gran Bretaña preferían pagar un peaje para que sus naves naveguen tranquilas las costas mediterráneas, a lo que U.S.A. replicó recién independiente, aunque el tercer presidente estadounidense rehusó seguir tributando, causa del conflicto. Lo que no solucionaron los grandes lo resolvió el aspirante a grande. Los Estados Unidos de América maquinaron una confederación ficticia, como siempre, junto a suecos y otras naciones menores sin importancia, con el fin de acabar la piratería de los bereberes, de herencia sarracena; su Pachá era Yusuf Karamanli, quien le había arrebatado el mando a su hermano para luego desterrarlo, un reducido número de gringos lo encontró y le hicieron una oferta que no pudo rechazar, y así Hamet Karamanli retome las riendas como puppet; se internaron a Tripolitania y capturaron la ciudad portuaria de Derne, dónde izaron por vez primera su bandera fuera de sus fronteras, luego la paz se firmaría. Esta es su primera incursión armada ultramarina, su primera burda coalición, su primer intento de imponer un gobierno títere; y su conducta bravucona de ahí en adelante.
Si lo han venido haciendo desde sus orígenes por qué no habrían de seguir haciéndolo hasta las últimas.