Una seria coincidencia. A comienzos del siglo VIII los musulmanes enrolaban filas en el lado africano de las columnas de Heracles, tras cruzar el estrecho de Gibraltar el Islam se asentó en Iberia, transcurrirían casi ocho centenares de años hasta que fueron expulsados para recuperar luego esas tierras en nombre del señor pastor, más ovejas para su rebaño. A inicios de 1492 capitula el último reino árabe en la península, los nazarí de Granada se rinden ante los Reyes Católicos, la península Ibérica le pertenece a Dios; los hispanos estaban extasiados de haberse liberado del yugo morisco, la cristiandad era la religión del momento y Dios estaba en la palestra; coincidentemente ese mismo año, en los últimos meses, Cristóbal Colón descubre América, las noticias desembarcarían recién al año siguiente; los habitantes ibéricos se encontraban al borde del colapso primero traen la cruz a estas tierras y luego nuevas tierras aparecen en el horizonte. A lo mejor la alegría divina fue tan frenética al recuperar su latifundio que esta deidad les otorgó a esos guerreros de su fe una inexplorada región como regalo. La dádiva celestial.Esto creía España en el siglo XVI.
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