FÁBULA: LA SHUSHUPE Y EL OTORONGO

Serpiente más temible en este lado del mundo no hay más que la shushupe, si algún día se cruzase en vuestro camino, mejor alejaos tan rápido como podáis; ferocidad más excesiva no existe, ni asesino vengativo es tan feroz; sensación de peligro se experimenta frente a ella ya que no está a la defensiva sino presta al mínimo descuido, ataca cual criminal esquizofrénico, sin pensarla dos veces. Haciendo mil excesos, su serpenteada no era sinónimo de tranquilidad, hasta que entró al territorio de otro cazador; de pronto cada vez que el otorongo iba de caza encontraba a sus presas ya muertas, emponzoñadas, inútil para la subsistencia; desconcertado el felino, un rastro ondulante le dio una pista y una sigilosa rastreada lo llevó al sádico venático, era hora de acechar al cazador; vigilante el cuadrúpedo estaba siempre a la espera del momento indicado, varios días la persiguió, observando como hacía estragos por dónde ondulara; mas al fin tiempo más favorable no pudo encontrar, ni cuando alguien nace en cuna de oro es más ventajoso, mientras tragaba fue abordada; sorprendida en plena embutida de una especie de rata selvática gigante, indefensa la shushupe no podía responder, su única defensa radicaba en la compasión de su oponente: “Caballero. Estoy a su merced, duélase de mi suerte. Yo no hacía más, a fe bífida, que lo que Usted hace para vivir.”; después de escuchar tremenda balbuceada ya que ese roedor no ayudaba a la claridad, el otorongo sonrió: “Bandida. Muere de una vez que mis pecados no te hacen santa.”

1 EXPRÉSATE:

Riforfo Rex

Genial la consecuencia: "muere, que mis pecados no te hacen santo". Tienes un estilo que lo lleva a uno a prestar atención; ¿qué será, carencia de preposiciones u adverbios en algunas frases? no sé. Pero me gusta.

 
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