MONJE MONSE

“Haré más desde el Cielo, de lo que puedo hacer aquí en la Tierra”
Así habló Pío

Desde niño la vida del Padre Pío estuvo rodeada de fragilidad y enfermedad, infestada de apariciones demoníacas que lo hacían sufrir más y más, sin olvidar que su piedad estaba al extremo opuesto de lo más impío; rezaba sin descanso y sus estigmas olían a fragancia de flores, además de curar, profetizar y bilocarse; este siervo apestaba a santidad, sólo faltaba que su mierda sepa a vainilla. Esta es la gente que capta la Iglesia, enfermos, débiles, dementes y piadosos; basan su culto en lo grotesco, mórbido y gore, congregados alrededor de un crucificado con cara de dolor, brotándole sangre por haber sido clavado en la madera; ya no se menciona la corona de espinas pues eso ya es masoquismo extreme, además no está llorando de felicidad. Esta vida no tiene otro sentido más que el sufrimiento, en cambio la otra es gozo y exaltación total; con la carnada de vida eterna pregonan muerte, el abandono a la vida; escuchen sus prédicas y háganles caso, van a ser respaldados, mientras se larguen a la otra de una vez; y de paso llévense a los superfluos e imbéciles en su camino al más allá, a ver si así se hacen una.

“¡Oh la vida eterna! Para mí, es lo mismo; con tal que se marchen pronto”
Así habló Zarathustra