VIRUS DISCRIMINADOR

Suele atribuírsele a la gestión humana en la Tierra como una actividad virulenta, comparan al hombre con un agente infeccioso que se propaga por todos los rincones de su huésped; no siempre causa daño al organismo infectado, pero la mayoría de las veces sí. Un parásito inficiona todo a su alrededor, sólo para causar perjurio al lugar que lo alberga; destruyendo desde dentro a su anfitrión, lo va carcomiendo poco a poco mientras se consume el tiempo para ambos, y al final todo acaba como cualquier fin. Es cierto que el ser humano, desde sus albores, ha poblado cualquier terreno que se le ha presentado en el camino; conforme pasa el tiempo y la población va en aumento sigue en la búsqueda de ese espacio vital que le posibilite su subsistencia, y cada vez somos más; una vez establecido arrasa las inmediaciones hasta agotar la tierra, luego pasa al siguiente punto para repetir lo mismo. Del mismo modo es el accionar de un virus, infeccionando lo que se le pone enfrente; sin embargo, esta comparación no es justa para este microscopio pues este a diferencia de nosotros no discrimina; no le importa si es blanco o negro, rico o pobre, feo o bello; sin importarle credo o clase social igual los mata a todos indiscriminadamente.