EL LISONJERO CHARLES-TRISTAN DE MONTHOLON

Escuchad aduladores: Alejaos de mí alimañas reptantes, o de cualquier otra persona; siempre por ahí arrastrándose, serpenteando dónde sea y cuando te encuentra mismo basilisco que con miradas adulatorias mataba. Si andan en grupo, como usualmente lo hacen, es como caer entre buitres, unos devoran cadáveres; los otros, seres vivos. Su compañía significa abandono, tan abandonado como cordero entre lobos; si los dejas pasar a tu hogar, carcomen desde adentro, poco a poco con sus lisonjas; por eso, alejaos de mí bestias domésticas, o de cualquier otra persona. Sino miren como cayó en decadencia Napoleón, un gigante de corta estatura; después de ser desterrado en Elba (a 20km de costas italianas) se escapó, regresó sin nadie y estando frente a los soldados, estos lo vitorearon con ¡Vive L’Empereur! ¡Vive L’Empereur!; esos hombres no eran zalameros, realmente admiraban a su emperador; en cambio, en su segundo y último destierro en Santa Elena (en medio de la nada) estuvo rodeado de lisonjeros, no todos obviamente; justamente uno de estos lo asesinó en un lapso prolongado con pequeñas dosis de arsénico, mientras su esposa se revolcaba con el ex-emperador (fruto de las revolcadas germinó una niña); él era responsable de las bodegas y con acceso al vino preferido de su majestad, porque vivía como excelencia todavía, solamente entre ratas.
Preferible que ser complacido con la adulación es ser molestado con la crítica.

3 EXPRÉSATE:

Un chico de Lima

completamente de acuerdo con tu última frase... mucha razón!

Adela Abós

Opino lo mismo que Javier. Prefiero una crítica a una falsa adulación.

Meta

Muy bueno lo que dices de la basura en tu perfil. ¿Por qué será que lo has escrito?

 
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