Nuestro sentido histórico nos diferencia de los animales. Nos sentimos abrumados por los acontecimientos que pasan, afligidos por nuestros problemas que siempre se remiten al pasado, sea reciente o lejano; en cambio vemos las criaturas salvajes en pleno, con ellas no es, tranquilazas y sin nada que las perturbe, están en pleno. Federico contempla la oveja y suspira: ¡Que pleno! Apetece su plenitud, pero ¿Cómo? ¿Cómo hace esta para estar así despreocupada, libre de problemas, no de apuros? ¿Cómo hago para estar en pleno? No en vano intenta sacarle la respuesta pero nunca obtiene nada; no es que ella no lo quiera ayudar, quisiera decirle que su plenitud radica en que siempre olvida lo que iba decir pero justo olvida y calla, la oveja sigue en pleno. Federico recuerda y es que el hombre llega a ser hombre, justamente, cuando hace de los sucesos antiguos historia actual; la oveja, a diferencia suya, es ahistórica. Nos encadenamos a lo que pasó porque a veces no somos capaces de, por momentos, olvidar y nos olvidamos de vivir en pleno.
Si el pasado no se deja atrás, se convierte en sepultura del presente.
Si el pasado no se deja atrás, se convierte en sepultura del presente.
4 EXPRÉSATE:
El problema es que las personas suelen vivir en su mente, en cambio las obejas en el pasto o las fincas.
Deberíamos de tener memoria de pez cuando nos conviniera. Activar la capacidad de olvidar lo que quisiéramos y cuando quisiéramos. Seríamos más felices.
Basurero, te repito, que me gustan muchos las ilustraciones que adornan tus posts.
No es nuestro sentido histórico lo que nos distingue de la animalidad... ¡sino el valor!
Saludos
Waw, esta refleccion tuya es increible... La metafora, es barbara.
La vida es para vivirla y no hay que anclarse en el pasado.
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