LA PATRIA DE LOS MENDIGOS

Era la época donde en esos dominios nunca se ocultaba el sol, los españoles lo tenían todo; esa casa llena de endogamia fue muy poderosa, la de los Habsburgo. En constante pugna, Felipe II incrementó impuestos para sus súbditos de Provincias Unidas, además inició una persecución a protestantes y centralizó el poder real restando autonomía al pueblo bátavo; así comenzó la rebelión de Willem van Oranje (por eso naranja es su color insigne) pero fracasó rápidamente, demasiado ejército para unos campesinos; entonces se le ocurrió llevar la guerra a las aguas, sin dinero para armar una flota, reclutó piratas; los mendigo de la mar, padres de la independencia de Países Bajos; poseían espíritu inquieto y un poco sanguinario, implantaron una guerrilla naval, pequeños y ligeros, emboscando tan rápido como huían. Focke Abels era el prototipo de mendigo, desposeído e indómito, antipapista acérrimo; su especialidad era el saqueo de conventos e iglesias, se robaban vino sagrado y cualquier tesoro sacro que encontraran, hacían orgías con las monjas mientras bebían de cálices de oro; en el mástil más alto clavó hermosísimo tabernáculo, cada vez que capturaban algún sacerdote le preguntaba si sabía el porqué del Santísimo Sacramento en el lugar más elevado de la nave; no era para mofarse de ornamentos santos, al contrario, para demostrar que su altura de veneración superaba a la de los católicos. Tremenda crítica la del filibustero Focke, no puso ninguna cruz sino un símbolo de sus ceremonias; ya que a eso se ha reducido un católico, loquito eucaristía.