Una vida dedicada al Señor, fidelidad total a Dios, perteneciente a la secta de Marón; estos maronitas son la única iglesia oriental que ha permanecido en plena comunión con Roma por más de quince siglos, además de ser profundamente devotos. Chárbel Makhlouf se destacaba por su extrema devoción, en vida su rostro jamás fue visto, siempre andaba con la cabeza agachada; dónde sea que se encontraba su mirada se dirigía al suelo, sólo levantaba sus ojos hacia el cielo. Su último suspiro lo dio en nochebuena, con una ventisca brava su cuerpo no podía salir de ese monasterio montañoso, su último milagro consistió en poner el clima calmo; también curó algún enfermo sin tener formación académica pertinente, los tocaba y se sanaban; su cadáver permaneció incorrupto casi treinta años, emanando un líquido acuoso, la milagrosa sangre licuada. Ser sacerdote es ser otro Cristo y no hay otro camino más que el calvario, el Santísimo pide sacrificio y privación; en vida San Chárbel lo entendió así, no hay otra salida, desprendimiento total; se hizo ermitaño tal cual compañero de la soledad hasta su muerte, obviamente no ayudó a muchos pues no había a quién, ensimismado no te dedicas a pensar en otros; su santidad es indiscutible pero al menos que se contribuya con algo relevante, mínimo.
Qué vale ser servidor del Señor si resultas inservible para los demás.
Qué vale ser servidor del Señor si resultas inservible para los demás.
3 EXPRÉSATE:
Este Señor...
No sirve quien por servir no sirve. Un gran abrazo.
Y eso aplica en muchìsimos màs àmbitos, no solamente en el religioso...no basta con tener buenas intenciones, sino que hay que llevarlas a cabo. Excelente texto.
Saludos Enfermos.
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