Hay algo, una sola cosa, que el dinero no puede comprar; anhelas libertad, te la compra; exiges respeto, te lo compra; quieres felicidad, te la compra; you name it. En consecuencia, esto que tuvieron el elefante y el pichón no tiene absolutamente nada que ver con poder económico, ni se menciona: Diego Rivera, cuyo carisma era tan grande como su tamaño, se encomendó la vasta tarea de forjar la identidad nacional de su patria; de orígenes burgueses e ideales comunistas retrató en sus murales la compleja sociedad mexicana con todos sus matices, para una población analfabeta en su mayoría les dio a qué aferrarse. El pintor era codiciado por las féminas, lo perseguían y siempre lo rodeaban; él tampoco mostraba resistencia alguna y caía en brazos de jóvenes bellas, si es que llegaban a abrazarlo; sin embargo, hubo una que obtuvo lo que ninguna otra pudo, su corazón; la edad no era impedimento, era décadas menor que él. Frida Kahlo, cuyo tamaño era varias veces más pequeño que su esposo, jamás le importó las infidelidades de este porque sabía que él la miraba como a nadie; eran el uno para el otro, siendo cursi, y la única traición posible era sacarle la vuelta con alguien muy querido por la otra persona. Y aquello hizo Diego con la hermana menor de Frida, es la mayor estacada que te puede dar el ser amado; el daño fue mutuo pues al tiempo, Kahlo tuvo un romance con Trotsky, el ídolo revolucionario de su marido; lo suyo fue más grande que sus problemas, sus últimos años los pasaron sin despegarse hasta que uno vio morir a la otra, pues el verdadero amor supera todo y acaba con la muerte.
Literalmente...
Hace 12 años
3 EXPRÉSATE:
Es rara la forma en que la gente se ama. Un gran abrazo.
Curiosa manera de amar.
Un abrazo!!
Su narrativa me conmueve!
Excelente ;D
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