Comenzó su culto a mediados de los 50’s en el lugar que lo vio nacer, Estados Unidos; dio vida a un nuevo tipo de opio, una especie de comunalismo religioso. En plena época de la segregación racial mezcló negros con blancos bajo un mismo techo, amparó al más necesitado dándole qué comer, dónde dormir y en quién creer; un hombre lleno de buenas intenciones, otorgando abrigo al más miserable, integrando comunidades y buscando trabajo para el más pobre. Al transcurrir de los años fue ganando más y más adeptos, su socialismo apostólico se fue diseminando entre los más débiles de mente (sin importar condición económica) y con simpatía se unían al Templo del Pueblo; una comunidad dónde se daba todo a ella para luego recibir todo de ella, era parte de su programa socialista colectivo. Tarde o temprano cada uno termina mostrando el verdadero rostro detrás de la máscara, y así lo hizo Jim Jones, entre los mayores manipuladores y ateos; al final todo su esfuerzo bien intencionado para atraer más feligreses acabó en Jonestown, no sólo persuadió a casi mil personas para acompañarlo en esta utopía sudamericana sino además los convenció para armar un suicidio masivo ahí mismo, en Guyana.
Full good vibrations in hell.
Full good vibrations in hell.
4 EXPRÉSATE:
Así es estimado. socialismo y religión no se llevan. Y suelen esconderse vulgares psicópatas tras ciertas ideas.
pues buen texto!
te superas cada texto amigo mío. Besos mil!!!
Estoy de acuerdo contigo. Me gustó la idea de las máscaras y lo que se haya oculto muchas veces detrás de ellas.
Saludos!
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