OCASO EN ROMA

Dentro de los estados hay clases de ciudadanos, esto no es novedad pues siempre ha habido esta distinción, los de segunda categoría no sueñan con más que pertenecer a la primera; un ejemplo fresco: “Tú, lacra inmigrante ilegal, si quieres tener la ciudadanía y darle un mejor futuro a tu familia entonces ve a Irak o Afganistán a morir en vez de los nuestros”. Siendo esta posición tan codiciada, tanto que muchos estarían dispuestos a matar (en guerra) por ella. Así pues el Imperio Romano inició el largo proceso de su destrucción el año 212 cuando el emperador Caracalla promulgó el famoso edicto que lleva su nombre, dicha proclama extendió la ciudadanía romana a todos y cada uno de los habitantes libres que vivían dentro de sus límites; ya nadie la perseguía, ahora todos la tenían, para qué hacer años de servicio militar si ya eres ciudadano; sin soldados los romanos hicieron uso de los mercenarios, adiestraron en las artes de la guerra a los que después los invadirían, los bárbaros. Durante el próximo par de siglos Roma utilizaría estos entrenados por ellos para luchar contra sus primos hermanos, si agonizó tanto tiempo se debe a sus grandes negociadores y a su abundante cantidad de dinero, poniendo unos contra otros y comprando camisetas logró retener su poder ficticio; tradicionalmente se afirma que el Imperio Romano de Occidente desaparece en el año 476 cuando un jefe germano Odoacro depuso a Rómulo Augusto, nada más lejos de los hechos, décadas atrás esa entidad política ya había dejado de existir; y todo por no hacer luchar a su gente.

"Lo que nos cuesta poco, lo estimamos también en poco; es sólo lo que nos cuesta lo que da a cada cosa su valor"
Thomas Paine