LOS ANIMALES CÍNICOS: EL PERRO

Sencilla la vida del callejero es, vagabundea por dónde le da la gana, desfachatado e indiferente recorre las urbes sin importarle el rechazo público; sólo se preocupa por sí mismo, traiciona a la especie canina para pasarse al lado de los humanos si algún beneficio obtiene con ello; sabe distinguir entre amigos y enemigos, menea el rabo a los que ofrecen algo, ladra a los que no dan nada y muerde al que causa perjurio; convive marginado entre civilizados manteniendo sus hábitos naturales con total impudor, no tiene vergüenza por las convenciones ni respeto por las leyes; no se oculta ni se esconde para realizar sus necesidades, menos aún para sus peripecias sexuales; defeca donde sea, copula enfrente de todos, mea monumentos históricos o estatuas sagradas y siempre lo hace sin miramientos; rechaza el fuego civilizador pues le gusta lo crudo, le va y le viene todo lo que el hombre ha organizado en sociedad, desinteresado frente a lo que otros consideran los mayores bienes, no entiende ni de fama ni de honores y no se somete a sus reglas; sin dejarse coaccionar corre libremente y es un gran guardián pero sólo de lo que considera valioso, su libertad.