LA SECTA DEL PERRO: METROCLES

Personaje de la antigüedad, procedente de la ciudad de Maronea, allá por Tracia; se trasladó a la cuna de la filosofía para recibir instrucción en el Liceo, fundado por Aristóteles pero cuya conducción caía en manos de su discípulo Teofrasto por aquellos tiempos. A los años Metrocles se hizo muy refinado, cuentan que una vez en pleno ejercicio de lectura, mientras el silencio imperaba, a este se le escapó un pedo bastante sonoro; sintiéndose humillado y con la intención de morirse literalmente de vergüenza, se encerró en su casa abatido por la impotencia; como pupilo del peripatético había obtenido sustancial información pero nada lo había preparado para algo de esta magnitud, obsesionado por las convenciones sociales y las buenas costumbres quería desfallecer; es en ese momento que aparece Crates, el cínico, llamado para socorrerlo; antes de dirigirse a su casa se metió un platazo profuso de lentejas bien condimentadas, tratando de persuadirlo que en nada malo había incurrido pues sólo un milagro hubiera podido evitar la salida de esos gases; sin lograr su cometido dejó los razonamientos para echar mano de la práctica, Crates, siguiendo el proceso natural se tiró un pedo, luego otro y después otro y otro más (bravas las legumbres esas); aportando consuelo con la similitud de sus acciones Metrocles quedó convencido, desde entonces siguió sus enseñanzas y se volvió un perro.
Que no te avergüence soltar tus ventosidades, es parte del ciclo natural de la vida.