No hay peor vicio que el creerse uno mismo vano.
El que inició la escuela cínica fue un bastardo tracio de ciudadanía ateniense, maestro de Diógenes, el perro celestial; en un principio estudió con el sofista Gorgias harta retórica, más tarde se hará discípulo de Sócrates y entablará una enemistad duradera con el aprendiz socrático más destacado, Platón; uno venía de la aristocracia, otro del pueblo. Antístenes solía burlarse de Platón por considerarlo vanidoso, durante un desfile el aristócrata elogiaba las múltiples cualidades de los solípedos; cuando en medio del evento un caballo empezó a pifiar con gran estruendo, el meteco le comentó: “A mí me parece que tú también eres un potro jactancioso”; humillado Platón comienza a hablar pestes de Antístenes, y enterado este replica: “Es propio de un rey obrar bien y ser calumniado”; en cierta ocasión que el maestro de Aristóteles se encontraba enfermo Antístenes le dio una visita, al contemplar su vómito le dijo: “Aquí veo tu bilis, pero no veo tu vanidad”. Siempre le tuvo mucho rencor a este personaje, tanto así que entre todos los diálogos platónicos sólo lo menciona una vez en el Fedón, lo cita entre los testigos de las últimas horas de Sócrates; además se cuenta que para mofarse de las penosas destrezas de Antístenes para el canto, Platón le gritó en un convite: “Canta”, y este le contestó: “Y tú tócame la flauta”.
El que inició la escuela cínica fue un bastardo tracio de ciudadanía ateniense, maestro de Diógenes, el perro celestial; en un principio estudió con el sofista Gorgias harta retórica, más tarde se hará discípulo de Sócrates y entablará una enemistad duradera con el aprendiz socrático más destacado, Platón; uno venía de la aristocracia, otro del pueblo. Antístenes solía burlarse de Platón por considerarlo vanidoso, durante un desfile el aristócrata elogiaba las múltiples cualidades de los solípedos; cuando en medio del evento un caballo empezó a pifiar con gran estruendo, el meteco le comentó: “A mí me parece que tú también eres un potro jactancioso”; humillado Platón comienza a hablar pestes de Antístenes, y enterado este replica: “Es propio de un rey obrar bien y ser calumniado”; en cierta ocasión que el maestro de Aristóteles se encontraba enfermo Antístenes le dio una visita, al contemplar su vómito le dijo: “Aquí veo tu bilis, pero no veo tu vanidad”. Siempre le tuvo mucho rencor a este personaje, tanto así que entre todos los diálogos platónicos sólo lo menciona una vez en el Fedón, lo cita entre los testigos de las últimas horas de Sócrates; además se cuenta que para mofarse de las penosas destrezas de Antístenes para el canto, Platón le gritó en un convite: “Canta”, y este le contestó: “Y tú tócame la flauta”.
5 EXPRÉSATE:
Me encanto la contestación jajaja muy buena..
Ya sube mas seguido..
Me late eso de basurero usurero..
Saludos
Grax por pasar :)
Antístenes...más que cínico lo tacharia de sincero, digo yo que a Platón no le fue mal un poquito de su propia medicina, aunque pocos recordemos el nombre tan raro de este pensador ateniense, si es que por otro lado la venganza se sirve bien fría...
Sin pelos en la lengua. Muy bueno.
Mil besitos!!!
Curioso el relato, curioso tu blog. Es diferente a lo que había visto/leído hasta ahora. Me gusta!
Un saludo.
Estimado Basurero,
¿Se ha percatado que hay un número muy reducido de visitas en los mejores post? Esto se puede deber a dos razones, pero igual creo que la conclusión es la misma. O es que hay menos entradas en los mejores post porque se ha dado más tiempo en visitar blogs ajenos y así conseguir próximos visitantes y con ello ha reducido el tiempo en prepararlos o, sencillamente, su público sigue optando por lo sencillo y de menor calidad y solo uno selecto atiende a los mejores dejándose llevar por títulos con nombres específicos.
Como le advertí, la conclusión es la misma: siga escribiendo.
Anónimo
Pd1: Hágale caso a los que tienen poca vista y sugieren un cambio de color, son lectores, que bien podría denominar, sacrificados.
Pd2: Todos sus comentaristas apestan (y si alguien quiere citar la paradoja del barbero de Russell, dígale que por eso la pongo).
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