Se dice que fue electo el mismo día en que murió su predecesor Adriano II, esto implicaría un proceso electoral medio turbio y también oscurecería el fallecimiento de su antecesor; sea como fuere frente a su elección se encontraba la oposición de Formoso, obispo de Porto y futuro papa pero eso todavía no lo sabían, es probable que a Formoso no le hayan agradado mucho los modales poco masculinos del recién ascendido papa; sin embargo, es posible también que el haberlo tachado de afeminado haya sido una campaña organizada por sus opositores y encabezada probablemente por el mismo obispo de Porto. Juan VIII por supuesto no se quedó con los brazos cruzados frente a las supuestas calumnias, contraatacó con toda la artillería proporcionada por el poder espiritual y lo acusó con otras calumnias logrando que el obispo deponga su cargo en Porto, y después lo excomulgó; parece ser que no le gustaba que lo llamaran amaricado. Su final está rodeado de misterios e intrigas, circulan dos historias al respecto: 1) Fue asesinado por algunos miembros de su guardia que lo azotaron antes de matarlo a martillazos o 2) Fue venenado pero la toxina no fue lo suficientemente eficaz para acabar con su vida entonces para asegurarle su muerte lo martillaron; algún ajuste de cuentas lo habría llevado a una muerte poco tranquila y muy alborotada, acaso Formoso habría sido capaz de maquinar una obra tan horrenda, es indudable que tenía sus razones pero llegar a esos extremos, al fin y al cabo él también era un ser humano; el sucesor del recién difunto, un tal Marino I que terminó envenenado, le levantó la excomunión y después lo rehabilitó en la diócesis de Porto. Lo único en que podemos estar completamente seguros es que su vida acabó a punta de martillos.
Pecar es humano; perdonar, divino.
Pecar es humano; perdonar, divino.
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Hola, respondí a tu pregunta en nuestro blog. Un placer tenerte entre nosotros si aceptas las reglas.
Saludos
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