ABUL ABÁS, EJEMPLO DE CONCORDIA

Sólo los grandes tienen hidalguía y son capaces de poner a un lado sus diferencias porque saben lo que les conviene.
Para ambos bandos era una lucha contra infieles, como perros y gatos se peleaban, los móviles de la discordia son irrelevantes; musulmanes y cristianos compartían el Mediterráneo, el avance del Islam era feroz, parecían imparables hasta que se toparon con los francos; fue Carlos "el Martillo" Martel quien frenó dicha avanzada, su sucesor Pipino "el Breve" consolidó lo anterior y así cohabitaron enemistados por tiempo amplio. A comienzos del siglo IX dos monarcas dieron la apertura para un entendimiento intercambiando diversas cortesías, por un lado Carlomagno ofreció a los seguidores de Mahoma varios regalos de bajo calibre pero la intención es lo que cuenta, lo más rescatable fueron unos canes de caza; por otro lado Harún al-Raschid, califa de la dinastía abasí, regaló a los seguidores de Cristo dádivas de mayor calidad, un reloj mecánico que a cada hora salía un caballero con armadura para dar la pauta y una magnífica tienda de seda entre otros; aunque lo más fascinante fue un enorme animal jamás visto por algún europeo de la época, era Abul Abás, un elefante que impresionó y alegró a muchos antes de fallecer de neumonía, una gran bestia se convirtió en un pequeño lazo de concordia entre perros y gatos.
Gestos de cordialidad para con quien cree distinto.