Encontrábanse caminando varios, a la cabeza iba muy campante Sakyamuni, detrás un pequeño séquito lo acompañaba; mientras recitaban unos mantras o algo por el estilo se adentraban en el bosque, sin destinación establecida esparcían su sabiduría por todos los rincones. Un día este grupito se ve las caras con un enorme río, de proporciones exorbitantes; el único puente que se veía a lo lejos estaba severamente destruido, más caudaloso que nunca era un obstáculo a vadear; Sakyamuni no perdió tiempo y se puso a chambear, instruyó para que todos ayudasen y en un santiamén levantaron una barcaza; era muy enclenque y sucumbió ante la furia fluvial, no se rindieron y construyeron una más resistente, capaz de sortear ese contratiempo. Una vez en la otra orilla, Sakyamuni retoma su camino, previo descanso; Shariputra y Maudgalyayana, admirados por las grandes capacidades de su maestro para edificar, se pusieron la barca en hombros por si se topaban con otra contrariedad; Sakyamuni anonadado por lo que observaba pues nada habían aprendido al parecer, les dijo: “Aquel bote es como el pensamiento, los ayuda en la dificultad; sin embargo, una vez que pasan el río ¿Para qué lo necesitan? Cuando encuentren otro río armarán uno nuevo, derepente uno no tan pesado, más adecuado a las exigencias del nuevo problema; de lo contrario el bote se vuelve dogma.”
Literalmente...
Hace 12 años
4 EXPRÉSATE:
bien pensado, desdogmaticemos y el camino será más ligero
buen post...
el consejo lo tendré en cuenta...
Hermoso.
Publicar un comentario