La llamada revolución rusa de 1905 fueron bastantes revueltas desorganizadas, sin cabeza ni dirección, en protesta del régimen autócrata; todo se originó como indignación popular frente a la masacre del “Domingo sangriento”, una marcha encabezada por un sacerdote sin ninguna consigna política que fue brutalmente aplastada, muertos por miles. Los ánimos estaban caldeados, el pueblo gritaba: ¡Libertad! Los disturbios continuaron los años sucesivos cuando en 1908, 30 de junio, hubo una explosión de magnitudes épicas en el corazón de Siberia; el cielo se abrió en dos y fuego empezó a manar de sus entrañas en forma de hongo, a kilómetros a la redonda los árboles se incendiaron o se derribaron, por varios días las noches brillaron y el ambiente permaneció literalmente caldeado; la Rusia zarista nunca hizo nada por investigar un poco, lo calificó de advertencia divina contra las agitaciones vividas en la época. Fue después de la revolución rusa de 1917 que se mandó la primera misión para indagar lo acontecido en Tunguska, los soviéticos esperaban hallar algún meteorito metálico, compuestos mayoritariamente por hierro, para impulsar su industria emergente; su desilusión y su desconcierto fueron enormes pues ni cráter encontraron. Entonces ¿Qué pasó? ¿Qué ocasionó esta detonación de índole nuclear? Un meteoro explotó antes de chocar, pasarían 94 años después de Tunguska para que en 2002, 25 de septiembre, suceda lo mismo en Vitim, también Siberia.Misterios resueltos.
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