MAHOMA: “¡PAN CALIENTE! ¡PAN CALIENTE!”

Por cierto, no es por nada que el nombre más usado en el mundo entero sea el del Profeta, Mohammed. Lo que predicaba Mahoma (570-632) no era nada nuevo, eso ya se sabía hace años; no sólo eso, había ya dos grupos bien afianzados de prédica casi igual. Lo que le permitió al Profeta entrar en carrera fue la palabra escrita, palabra revelada. La Torá fue escrita mucho después de los acontecimientos ahí narrados, redactada por Moisés, personaje histórico que aún es mítico. La Biblia fue escrita después de los acontecimientos ahí narrados, redactada por los discípulos de Jesús era lo más calientito que se tenía del verbo revelado; habrían pasado quizá cuarenta añitos desde su muerte, en ese tiempo la verdad se degenera menos que en cientos de años. El Corán fue dictado por el propio Profeta en vida, en vida recalco; era lo más cercano a la palabra de Dios, casi directo, Dios le da la revelación, Mahoma la revela y ahí mismo se copia; prácticamente Allah nos está hablando al oído. Los musulmanes profesan la verdad más reciente, la verdad menos distorsionada, el pan más calientito.