THE REAL FORTY-NINER

Comenzaban los ‘49 cuando esta epidemia estalló, la gente no huía de ella sino se acercaba a ella, lo cual ocasionó una explosión demográfica en el lugar en cuestión, California; había tanto que lo encontrabas en riachuelos, brillando como pepita, lo cual originó una fiebre de oro en el lugar en cuestión, California. Arribaron de todas partes del globo, era la noticia del siglo; si no tenías ni un comino, allá podrías recogerlo del suelo, toda una tierra de oportunidades; con unos meses de trabajo ya tenías el salario de años, aunque ninguno de estos cazafortunas hizo una efectiva, menos tuvo éxito. Parece ser que la riqueza no radica en el peculio sino en el brío, la mayor fortuna de esta época dorada no la forjó ningún gambusino, muy al contrario fue hecha por un comerciante; judío para variar y germano para rematar, nacionalizado gringo apenas desembarcó, se reubicaría en San Francisco dónde importaría telas; se conoció por ser un hombre de negocios probo y legal, esta confianza fue la que impulsó a un sastre ruso, Jacob Davis, a acudir a él; semita también había inventado unos pantalones remachados muy tenaces, especial para mineros, al carecer de fondos para la patente recurrió al que una vez se llamó Löb; cuando se acabó el tiempo de esta, crearon ese isotipo memorable, que muestra la resistencia de su producto, ni caballos tirando a lados opuestos lo consigue; Levi Strauss, el verdadero ganador de esta enfermedad, ningún buscador sino un trabajador.
Lo que fácil viene, fácil se va; sólo lo que viene difícil, difícilmente se irá.

1 EXPRÉSATE:

SILVIA

Lo que fácil viene, fácil se va; sólo lo que viene difícil, difícilmente se irá...
¡Que gran verdad!

 
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