URSUS AMERICANUS URBANUS

El oso negro habita en la parte norte del continente americano, es sumamente inteligente y se adapta muy bien a las nuevas reglas de juego; estas son interpuestas por el hombre. Existen muchas sub-especies de este oso americano, en principio varían de acuerdo a las tonalidades oscuras de su pelaje y una de ellas se caracteriza por tener un gen recesivo que (cuando actúa) los convierte en blancos. Estos animales incivilizados cohabitaban en armonía con los aborígenes de la zona hasta el arribo de los europeos, después empezaron a ver cómo su habitat era diezmado por los colonos; los invasores por miedo e ignorancia los exterminaban. Alejados del intruso que perpetró sus terrenos, su número que se estimaba en millones fue reducido a miles; después aconteció algo increíble, Theodore Roosevelt un día de caza no quiso asesinar a un oso (previamente ablandado) al final una caricatura política derivó en el famosísimo teddy bear. De pronto la visión negativa que se tenía de esta bestia se trastocó, un diminuto peluche se metió en el corazón de los estadounidenses; si era querido por el primer presidente del siglo XX de U.S.A. entonces por su pueblo también. Hoy por hoy, después de un siglo, existe una cantidad mayor de aquellos; se calcula una cifra de cientos de miles y en aumento, además de la recuperación de antiguos dominios. Ya los días en que los humanos venían con armas de fuego en busca de sangre han acabado (casi por completo) ahora no disparan muerte sino fotografías. La bestia los ve entrar al bosque y los ve partir igual, aunque en la partida han dejado su basura él la encuentra irresistible; le gusta los desperdicios de los extranjeros y un día opta por darles seguimiento para saber si quizá al lugar donde se dirigen haya más comida chatarra, la impresión es tan buena que resuelve hacer una corta visita a la tierra de los visitantes; las temporadas pasan y sabe que las nuevas zonas tienen comida segura, siempre, llena de calorías. Aparte de las 16 sub-especies de este omnívoro deberíamos incluir una más, la del oso negro urbano; no importa si es más oscuro o más claro. El animal duerme en las cercanías de la ciudad y ha variado sus hábitos por unos (menos saludables) más acordes con los recientes acontecimientos, sabe dónde están los mejores platos (basureros de restaurantes y supermercados) sus actividades ahora son nocturnas para tener menores probabilidades de encontrarse con algún dueño de la comida; y su hibernación es menos prolongada (inclusive en algunos casos ya no la realizan) pues los desechos humanos se hallan todo el tiempo. Comparemos a los urbanos con los que desarrollan su vida distanciados de las urbes:
El urbano es tres veces menos activo que el silvestre.
El urbano pesa treinta por ciento más que el silvestre.
El urbano tiene una camada dos veces mayor que el silvestre.
El urbano crece quince por ciento más rápido que el silvestre.
Los encuentros entre salvajes y civilizados no se han hecho esperar y ocurren con gran regularidad, por lo común son machos efervescentes pues las hembras están preocupadas en el cuidado de su descendencia. Ahora se educa a las poblaciones con “problema de osos” para, en el fututo, evitar algún tipo de complicaciones; por el momento los animales no están abusando de su suerte así que el “animal racional” no los identifica como una real amenaza. Unos apelan a su compasión, otros a sus desechos; ahí está la salvación.

1 EXPRÉSATE:

Christian MacLean

Hola Basurero. Gran blog. Cero basura.

 
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